viernes, 22 de julio de 2011

El Son Montuno en México.

Este trabajo fue parte de una ponencia que realizamos mi amigo Antulio García y su servidor el año pasado en el foro de músicas tradicionales del museo de antropología de la ciudad de México, investigación que hemos estado realizando desde hace algunos años y que por falta de tiempo no hemos podido concretar, tanto el proyecto del documental como una publicación más seria de este fascinante tema. El Veracruz querido y abundante en cultura, el puerto que en algún tiempo representó el lugar de intercambios entre los principales puntos del caribe hispano especialmente con Cuba, hoy, alejado y sitiado por el narco, convertido en una zona de miedo auspiciado por un gobierno incompetente y traidor han convertido al puerto de Veracruz en un lugar que desgraciadamente vive de sus recuerdos y esencias, en el que aún a pesar de la adversidad mantiene su música como la mejor bandera de identidad. Decidimos subirlo al blog para dar una pequeña introducción y difundir dentro de nuestras aún limitadas posibilidades un ritmo trascendente para México y el pueblo Veracruzano, abajo les dejamos una grabación de uno de los grupos más representativos del Son montuno Jarocho.

El Son montuno en México
La presencia de músicos mexicanos en el proceso de los géneros afrocubanos, su desarrollo, transformación, decadencia y explotación en la globalización.

El son montuno
Introducción
Ritmo afrocubano que llegó a México en 1928 proveniente de la isla y que influyó en muchos de los músicos locales y nacionales, se convirtió en poco tiempo en un género que representó a varias generaciones en México y en el mundo. Diversos ritmos y manifestaciones culturales fueron adoptados y reinterpretados en el Puerto de Veracruz con base a los nuevos cambios en las concepciones del progreso y la modernidad
De igual modo el son montuno derivó en interpretaciones realizadas por músicos locales que le imprimieron rasgos culturales mexicanos, en la forma de cantar, ejecutar esta música, temáticas e interpretaciones.
Desde 1928 la música mexicana sufre una alteración histórica, cultural y social con la entrada y el consumo del son montuno, abriéndole la puerta a géneros musicales que empezarán a ser apropiados por el grosso de la población como el son, el mambo, cha cha chá y más adelante la presencia de la Salsa. Se forja el país como un foro de exposición mediática, social, política, que desemboca en un público ávido de lugares por escuchar y bailar estos ritmos que más adelante será encerrada como música tropical.
Si bien se tienen registros de presencia africana en México desde el momento de la conquista y los grandes flujos de esclavos que fueron transportados al país durante la época de la colonia, es probablemente, durante finales del siglo XIX y principios del siglo XX cuando existe mayor flujo de migración cultural, principalmente musical y literaria entre el Caribe y la costa sureste de Estados Unidos de manera particular, Nueva Orleans, países como: Cuba, Puerto Rico, Haití, República Dominicana, Panamá, Colombia, Venezuela y México son participes de manera directa en estas interacciones sociales y culturales que desembocaron en buena parte de la música que consumimos como pueblos que comparten una raíz afrocaribeña.
Desde que el son montuno desembarca en el Puerto de Veracruz inicia un largo camino de efervescencia musical, literaria, fotográfica y cinematográfica alrededor de este género que encontrará en su camino a la salsa como parte continúa de un discurso social y cultural. Con el son montuno se da un paso que durante tres décadas abrirá las puertas a infinidad de músicos, arreglistas, directores de orquesta, productores, bailarines y bailarinas.
Entre muchos de los exponentes del son Montuno instalado en México encontramos al Son Cuba de Marianao (Cuba), Sonora Matancera (Cuba), Mariano Mercerón (Cuba,) Arsenio Núñez (Cuba), Eulalio Ruiz de Mantilla y Lico Madera (Cuba) Consejo Valiente Roberts (Cuba), Benny Moré (Cuba) y El Son Clave de oro (México) como uno de los grupos de músicos mexicanos que mejor supieron entender la música afrocubana, especialmente el son. Del mismo modo se buscó reinterpretar con la sensibilidad mexicana este género.
Este proceso resulta crucial tanto en la forma de reapropiar y reinterpretar la música cubana que se refleja en la creación de salones de baile específicos para esta música, el nacimiento de orquestas locales fusionadas con músicos mexicanos y cubanos, así como las grabaciones realizadas en territorio nacional que también fueron parte de otros procesos de gran trascendencia en el país y se vieron reflejados mediáticamente tanto en la televisión pero con mucho más presencia en la radio.

Transformación
Al mismo tiempo que avanzó esta segunda etapa de músicos caribeños se generaron líderes nacionales que marcaron pauta y siguieron las concepciones musicales de los creadores provenientes de Cuba, encontramos a los siguientes realizadores: Roberto Romero, Güicho Iturriaga, Pepe Macias “El tapatío”, Enrique Masselín, Ignacio “Cabezón” Téllez, Baldomero Roa, Chucho Rodríguez, Tony Camargo, Emilio Domínguez, Pepe Arévalo, Julio del Razo, Toña “La negra”, Carlos Daniel Navarro Lobo, Luís Ángel Silva Melón, El Son Clave de Oro, Los Diablos del Trópico, Son Veracruz, Los Cariñosos, Memo Salamanca, entre muchos otros músicos y agrupaciones que nacieron en el puerto de Veracruz y posteriormente encontraron su apogeo y emancipación en la capital del país



México fue donde se produjo variedad musical y se convirtió en una parada obligatoria para el desarrollo de la música caribeña especialmente Cubana y Colombiana.

Modernidad y la ruptura
La música tropical se transformó desde el momento de la concepción de la creación y reproducción de los elementos musicales, a la par de los medios de de difusión especialmente la Radio, Cine y Televisión, así como distribución de discos y salones de baile en los cuales se reproduce y fomenta la creación de públicos y la permanencia o decadencia de los mismos. Este momento y transformación social dan cuenta de una pérdida y falta de continuidad tanto en la migración de músicos Caribeños a México como en el declive de grabaciones, orquestas y públicos jóvenes. Nos referimos a la decadencia tácita que existe de estos géneros y el declive en la continuidad de esta música en su sentido original.

La industria cultural
En los últimos años la concepción y apropiación de la música tropical mexicana y afrocubana se ha quedado en producciones que la condenan a ser un producto de consumo para élites culturales que abanderados con la idea del rescate de estos movimientos limitan, segmentan y arrinconan estos géneros a movimientos casi folklóricos.
Ante un escenario global y las nuevas dinámicas en el flujo de información resulta sencillo encasillar y arrancar un movimiento cultural de sus raíces y de su historia.
Foros culturales y festivales
El festival Afrocaribeño realizado en Veracruz como parte de un proyecto estatal por reconocer y crear un lazo de identidad por medio de la llamada tercera raíz, representó un punto de encuentro e intercambio con las diversas manifestaciones de la zona, reconociendo la música como parte de la idiosincrasia del veracruzano en lenguajes compartidos culturalmente, que permitió un mejor entendimiento de una región del país poseedor de una configuración histórica y social distinta, la cual se representó con mayor claridad en la música y sin embargo dadas las políticas y presupuestos recortados en ascenso se vio tergiversado con fines meramente electorales, partidistas y justificando gastos presupuestales reflejados en las últimas ediciones de un festival que ha perdido la esencia Afrocaribeña sustituyendo géneros como el son montuno y la música Tropical Mexicana en una organización complaciente y carente de un proyecto que busque conservar y difundir estos ritmos.
Los medios de comunicación
Por otro lado los medios de comunicación que albergaron y dieron difusión a estos ritmos se han transformado en un marco global y destinaron a algunas estaciones de corte cultural y otras mal llamadas tropicales donde el 80 por ciento de su programación la destinan a la música regional norteña, banda, corridos y demás derivaciones del polka y sonidos impuestos por un consumo mediático y mercantil.
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